La Espera (Continuación de La Preparación)

La luna estaba ya alta, el reloj marcaba las 4 menos diez y tu ausencia perturbaba mi soledad, habían pasado demasiadas horas desde tu partida y comenzaba a sentir algo cercano a la preocupación, en dos ocasiones intenté llamar a tu móvil sin obtener respuesta distinta al buzón de voz, perdí la cuenta de los mensajes de texto que primero casuales, después insistentes y al final desesperados había escrito para saber de ti. Las medias color gris que me regalaste para la noche mostraban marcas blanquecinas en casi toda la prenda, inmediato a tu partida me invadió un líbido fuera de lo normal, la tersura de la prenda inerte me sirvió para recrear lo que seguramente harías, imaginaba cada caricia, cada beso apasionado que darías sin pensar en mi, una ira descomunal nublaba mis pensamientos y acentuaba el salvajismo de mi imaginación, te soñaba haciendo cosas deplorables, sucias y desleales con tu amante, pensaba en tu gozo descarado y el enojo me provocaba un ardor quemante en el estómago…pero en otra parte del cuerpo también me provocaba una tremenda erección…durante la noche fue tan urgente el deseo que no podría contar las ocasiones en que la fricción contra el nylon gris me permitió tremendas descargas de deseo que se traducían en breves instantes de paz, pero la ráfaga de imágenes mentales de tu cuerpo sudoroso comentiendo actos prohibidos volvía casi inmediatamente destrozando la tranquilidad recien encontrada, a punto estaba de abandonarme nuevamente al deseo rabioso e inmensurable cuando el ruido de la puerta principal me dejó en suspenso, el sonido de tus pasos comenzó a ser cada vez más claro, el momento había llegado; tu regreso era una realidad, había imaginado lo que sería y lo que haría al tenerte de vuelta, pero ahora que sucedía no sabía cómo actuar, me quedé sobre la cama, desnudo y expectante inmovilizado por mi inseguridad, deslizaste la puerta de la habitación con delicadeza y asomaste primero tu sonrisa.

-Hola mi amor- dijiste mientras entrabas por completo a nuestra recámara, sostenías en la mano los tacones negros que te pusiste antes de partir- pensé que estarías dormido y no quería despertarte- lo mencionaste mientras alzabas la mano en la que tenías el calzado.

-Dormir? – pregunté exaltado- dime cómo es que podría dormir? Sabes qué hora es? Te marqué y escribí muchas veces- el enojo comenzó a ser real y no tenía en ese momento nada de excitante.

Un ademán de tu mano me hizo callar.

– Sabias perfecto lo que estaría haciendo, obviamente no podía contestar…o te hubiera gustado escuchar?- la sonrisa pícara que se dibujó en tu rostro doblegó mi ofensiva, aprovechaste para continuar- además por ser un esposo tan comprensivo te voy a recompensar.

Hablabas mientras te acercabas a mi, contoneandote provocativa, te despojaste del abrigo largo que cubría tu cuerpo y me sorprendí al ver que tan solo las braguitas transparentes te separaban de la desnudez total.

—Y tus medias? Pregunté celosamente- dónde está el vestido que llevabas?

-Ya basta de tantas preguntas – respondiste mientras me recostabas por completo sobre nuestra cama- te traje un regalo y una gran noticia que te daré solo si te portas bien.

Terminaste la frase en el momento justo que tu muslo blanco volaba por encima de mi rostro, en segundos tuve de frente tú intimidad cubierta por la fina transparencia de las bragas que aún conservabas, el olor a sexo era implacable, los celos me provocaron una firmeza que notaste con gracia.

-A lo tuyo mi amor, limpia a tu esposa que ha sido muy mala.

Teniéndote sobre mi cabeza, mi lengua recorría en su totalidad tu sexo mojado, las bragas apenas contenían el líquido blanco que salía de tu interior, se filtraba entre la fina tela y terminaba en mi boca, el blanquisco y pringoso resquicio de tu amante se mezclaba con saliva y flujos que tu movimiento intenso batía desde mi nariz hasta la barbilla…me habías sido infiel, las pruebas visuales no eran necesarias, mis sentidos del gusto y olfato lo confirmaban, tu fricción aceleró y entendí que estabas cercana al orgasmo, cómo es que no estaba enojado?, pensé, y si lo estaba, cómo es que la excitacion era aún mayor?

Un torrente inundó mi rostro, tú orgasmo terminó acompañado de ligeros gemidos que lanzaste tirando la cabeza hacia atrás, te dejaste caer en la cama respirando intensamente, por algunos segundos te quedaste así, con el brazo derecho cubriendo tus ojos, el cabello largo y alborotado cayendo hacia los lados, tus senos pequeños moviéndose al ritmo de la respiración, lucías simplemente hermosa.

Aprovechaste tu posición para extender tus pies desnudos y posarlos sobre mi nariz y boca, a la par tú mano se delizó sobre mi muslo hasta sostener con fuerza mi erección.

-Ahora te toca a ti mi amor, tú recompensa por ser bueno.

-Qué sucedió con tus medias?- pregunté mientras cerraba los ojos

Sonreíste de una forma linda entendiendo lo que necesitaba, tomaste las medias grises que me habías dejado para sobrellevar tu ausencia y comenzaste a deslizarlas sobre tus maravillosas piernas.

-Vaya que alguien estuvo activo- mencionaste mientras mirabas las marcas blancas que algunas secas y otras aún frescas delataban el uso que había dado a la prenda que me diste- las otras quedaron destrozadas mi amor, tuve una noche muy intensa- respondiste mientras devolvías los pies a mi rostro.

-Lo endurecí primero con la boca amor- confesabas mientras tus pies apretaban más mi rostro, la tersura del tacto, tu mano subiendo y bajando por mi sexo y los detalles de tu infidelidad me estaban volviendo loco.

-Terminó muchas veces dentro de mi boca, me sorprende que pese a eso aún haya tenido más para llenarme tanto como lo comprobaste con la lengua-mi respiración delataba la aprobación ante lo que escuchaba, mi atención estaba puesta en ti, en el relato detallado de tu noche, me costaba relacionar la imagen mental e idealizada de ti contra la mujer ardiente que había hecho todas esas cosas que pintabas con palabras.

Absorbí cada momento relatado, notabas mis respingos cuando decías los aspectos más morbosos y los acentuabas, estaba a punto de terminar, presione más los labios contra los dedos enmediados que tenía a mi alcance y respiré con hondo ahínco oliendo el nylon mezclado con el olor natural de tu pie, notaste mi inevitable final y aprovechaste para decir las palabras más maravillosas que en ese momento podía escuchar, brindándome una explosión única hasta entonces…

-La siguiente no tendrás que imaginar…será aquí en casa.

Tu mano se lleno de blanco esperma, la limpiaste con las medias que una a una retiraste de tu cuerpo, te recostaste a mi lado, nos besamos y comenzamos a quedarnos dormidos, la tranquilidad de tu cuerpo, la luz de la mañana que se colaba por la ventana y la sensación inconfundible de la satisfacción, me impulsaron a decirte las dos únicas palabras que en ese momento valía la pena expresar

-Te amo.

Retrospectiva

En este punto de la vida, puedo retractarme? Volver atrás y cambiar las cosas? Quizás si, pero, como?

…Recuerdo la noche en que volviste del trabajo, por la mañana había dejado la carta sobre tu buró, mi confesión firmada donde me mostraba sapiente de tu infidelidad, te noté fría y molesta, durante el día no respondiste mis mensajes y al estar frente a frente la situación no era diferente, me sentía nervioso, una mezcla de enojo y excitacion se revolvía en mis entrañas, no sé de donde saqué el valor para encararte y preguntar “hoy también te acostaste con él?” Contrario a lo descrito en mi carta, mi reacción era más de enojo que de gozo, me lanzaste una mirada furiosa y negaste todo, me llamaste enfermo, mentiroso, te ofendiste tanto que por momentos me hiciste dudar, pero, como pude haber confundido ese líquido blanco que descansaba entre tus piernas? Lo sentí, lo olí, lo degusté cuando te limpie con la lengua mientras dormías ebria después de la fiesta de fin de año, te lo pregunté, enrojeciste y me diste una bofetada…me llamaste degenerado y te fuiste a la recámara cerrando la conversación con un portazo, minutos después escuché agua saliendo de la ducha, esperé un momento prudente y entré a la habitación, husmé en el cesto de la ropa sucia y confirme lo que sabía, un par de medias negras con encaje y bordado trasero me daban la respuesta, las contemplé unos segundos, descansaban sobre un liguero que horas antes las sostuvo entre tus muslos mientras tú….mientras tú recibías un miembro ajeno al mío…la idea me causó nauseas…pero también una gran erección. Esa noche dormimos alejados y en silencio.

La mañana siguiente desperté contigo entre mis brazos, no sé en qué momento de la noche dejamos la molestia de lado para reconciliar el amor que nos unía, me topé con tu sonrisa y un beso que me hizo sentir la pelea como un mal sueño, intenté decir algo pero me pediste silencio, te deslizaste bajo las sábanas y sentí tus labios recorrer mi flacidez que inmediatamente comenzó a reaccionar, subiste sobre mi sin perder el contacto de tu boca y me deleitaste con la vista de tus nalgas desnudas sobre mi, te chupe cómo nunca, lamí con ahínco tú vagina y ano mientras recorrías con la lengua mi erección, terminamos casi igual, mi rostro quedó bañado en tus jugos mientras mi yo interno llenaba tu boca inquieta, nos besamos y te fuiste al baño para asearte un poco antes de ir al trabajo, era sábado y me quede dormido.

Durante el día pensé las cosas, te amaba y no dudaba de tu amor, me enojaba el no entender por que pese a lo que teníamos buscabas fuera de nosotros placer sexual, sin embargo me causaba más molestia el no entender por qué eso me excitaba tanto…siendo objetivo, realmente tu infidelidad era algo malo? Me quedaba claro que no tenías un romance, el amor lo reservabas a nosotros, lo que tenías era solamente algo sexual, acaso no tenías derecho a eso? A sentirte mujer, deseada, a decir verdad, a partir de ello nuestro sexo era mejor, te veía como como lo que eras, una mujer ardiente a la que vale la pena amar, quien decidió que las parejas son de nuestra propiedad? Salvo la discusión de la noche anterior, tú aventura solo nos había traído cosas buenas, vestías más sexy, éramos más ardientes al momento de hacer el amor y recuperé el interés por cuidarte y mantenerte a mi lado, ademas había notado que hacías cosas especiales para mi, dejabas tus medias usadas a la vista en la ropa sucia sabiendo que las tomaría para masturbarme, fingías no verme mientras recorrías el nylon por tus piernas en las mañanas antes de salir de casa, simulabas dormir cuando llegabas a casa sabiendo que husmearía y lamería entre tus piernas buscando residuos de tu amante…decidí decirte todo esto por la noche, pedirte que ambos fuéramos honestos respecto al tema y seguir con esto juntos, explorando hasta donde quisiéramos llevarlo.

Espere en el sofá hasta muy tarde, no sabía con certeza dónde estabas, no respondías mis mensajes ni llamadas, estaba preocupado y confundido, las llamadas entraban pero no respondías, estaba a punto de perder la cabeza cuando sonó mi celular, atendí desesperado tu llamada, tarde en distinguir lo que sonaba al otro lado de la línea, eras tú, o más puntual, tus gemidos, te escuché gemir como nunca lo habías hecho conmigo, una voz masculina te decía cosas sucias, entre más sucias las palabras parecían ser mayores los gemidos, el inconfundible sonido del golpeteo de tus nalgas contra otro cuerpo me llenó de excitación, pegué el oído al celular mientras mi mano desesperada frotaba mi ereccion buscando darle tranquilidad, terminé de una manera abundante, llenando el sillón y mi mano sin importarme el desastre que después tendría que limpiar, escuché tu voz a través de los metros que nos separaban, solo me dijiste “te amo”.

Llegaste pasada la madrugada, estaba acostado pero no dormía, escuché tus pasos acercarse y mi estómago era una revolución, había sido una noche increíble, perdí la cuenta de las veces que me masturbe recordando tu llamada, hasta qué punto habíamos llegado? Deslizaste las cobijas y cerré los ojos, no estaba enojado, no totalmente, más bien no sabía cómo actuar, por primera vez me habías hecho parte de tu aventura, muy a tu manera, sin explicaciones, sin justificaciones, lo que había sucedido no tenía vuelta atrás, me engañabas, lo disfrutabas y me querías dentro de ello, sentí movimientos extraños, volteé la cara y me topé con tu pie enmediado, la oscuridad no me permitió ver tu rostro, pero sentí tu mano en mi miembro, frotándolo suave pero firmemente “primero se la chupe” tu voz era apenas un susurro, pero lo escuché claro, permanecí en silencio “así inicio todo, con una chupada en su carro, la tiene enorme, mucho más grande que tu”, mi ereccion te respondió y tú pie apretó más mi nariz “he querido dejarlo, parar las cosas, pero me tiene enviciada” mi mano comenzó a recorrer esas piernas que me alucinaban y me negaba a dejar, por fin escuchaba tu confesión y me estaba volviendo loco, era lo que había fantaseado, era la realidad golpeándome el rostro y me sentía confundido, el enojo comenzaba a dominarme, quería encender la luz, zarandearte e insultarte, como te atrevías a hacerme algo así?…sin embargo me dejé llevar, hice caso al instinto y olvidé la razón, te recosté mientras seguías confesando, lo habías tocado con tus pies, había terminado sobre tus medias, le gustaban y las usabas para él, sabías que me masturbaba con ellas y las dejabas para mi, me habías espiado oliéndolas y eso te excitaba, le dejabas terminar adentro esperando que te chupara, que te limpiara hasta la última gota de su placer, eras mala y me encantabas, rompí tus pantimedias para lamer tu sexo, llegaste a casa bien cargada, tragué mucho de tu amante antes de dejarte menos sucia, alce tus piernas y me introduje dentro de ti, tu calor cubrió mi miembro y mezclé mis líquidos con los de él, no había vuelta atrás, era tú cornudo, sabía de tu amante y lo aceptaba, te amaba y no imaginaba alejarme de ti, habia confesado mi consentimiento y no podía retractarme… o quizás si, pero no quería.

El inicio

Crees que no lo noto…pero lo hago.

Noto cuando usas pantimedias debajo del uniforme.

Distingo la marca de los ligueros que coronan las medias que en ocasiones vistes debajo del pantalón.

Crees que no me doy cuenta cuando llegas sin medias por la noche, siendo que te vi poniéndotelas en la mañana?…Y qué decir cuando las dejas en el cesto de ropa sucia, rasgadas y aromatizadas por un intenso y ajeno olor?

Cuando te he descubierto deslizando el nylon por tu cuerpo antes de vestir el pantalón, me dices que es algo para mi, un detalle para amenizar la noche, claro, como si no identificara el sabor a sexo al chuparte por las noches.

Recuerdas el diciembre pasado? Cuando fuiste a la cena de fin de año del restaurante. Te esperé hasta deshoras, llegaste tomada y con ganas tan solo de dormir, te ayudé a quitarte la ropa para que pudieras descansar, supe que algo no marchaba bien desde que descalcé el primer pie y descubrí el nylon negro que lo arropaba, sin lograr despertarte te quité el pantalón, menuda sorpresa me llevé al verte enfundada en unas pantimedias negras, finas y transparentes, adornadas en la pantorrilla con dos rosas bordadas, la excitación le ganó a la confusión y comencé a besar tus piernas con deseo, iniciando por los pies, subiendo con la lengua por las rosas bordadas que marcaban el camino, recorrí con besos y lamidas tus anchos muslos, al llegar a la parte baja de tus nalgas, comencé a mordisquear tu carne por encima de la media, repasé con los labios la mariposa tatuada que traslucía a través del nylon negro, ya satisfecho de recorrer tus pormenores, me dispuse a aprovechar tu pose boca abajo para deleitarme en tan exquisitas nalgas, al momento de introducir mi rostro entre aquel manjar, sentí inmediatamente un líquido viscoso y salado que me impregnó nariz y boca, al encender la luz, noté la viscosidad blanca que desbordabas por ambos polos y que las pantimedias apenas lograban contener, el enojo me provocó ganas de despertarte, de zarandearte y reclamar la evidente traición… pero una extraña excitación me llevo a dejarte dormir, apagar la luz y proseguir con mi labor entre tus nalgas, bastante rato estuve chupando por encima del nylon, presionando la nariz contra tu ano que no paraba de escurrir el fruto de la traición consumada, pasado un rato, deslicé las medias por debajo de las nalgas y me dispuse a limpiarte con la lengua en la carne directa, absorbiendo el desastre de tu interior, lanzabas ligeros gemidos entre sueños y murmurabas palabras inaudibles, al sentirte enteramente limpia, te despojé por completo de las medias y me masturbe oliéndolas mientras besaba tu cuerpo desnudo, imaginando con detalle tú traición, distinguiendo en las medias el olor de otro hombre, “ le habrás pajeado con los pies? Se la chupaste? Cuantas veces termino en tus orificios para dejarte tan llena? “ cada pregunta taladraba mi mente y erguía aún más mi dolida erección, segundos antes a terminar, sonó tu celular, en la pantalla se leía un mensaje de un tal “Manuel” alcancé a leer el texto “Consuelo, gracias por la sorpresa, es más excitante el saber que las compraste con dinero de tu novio”…exploté de inmediato, procurando terminar justo en las medias, en las partes donde se acumulaba la esencia de aquel extraño, te coloqué las medias nuevamente, tú parte quedó impregnada con el blanco líquido mezclado de los dos hombres que en ese momento estaban en tu vida, me acosté a tu lado y pensé en lo curioso del momento, era un cornudo, sin embargo no me sentía molesto, me sentía más bien satisfecho, por alguna razón viéndote ahí tendida, vestida tan solo con aquellas usadas pantimedias y con las nalgas apuntando hacia arriba, te notaba diferente, más mujer, me había acostumbrado a verte, a tenerte, y olvidé esa esencia salvaje, imvpredecible e independiente que me enamoró.

Crees que no lo noto, pero lo hago, y si pones atención también puedes notar, darte cuenta que reviso la ropa sucia para masturbarme con tus medias, que te compro cada vez más para que las uses con él, que el mensaje más esperado del día es cuando me dices que por trabajo saldrás más tarde y que cada noche, cuando hacemos el amor, te repaso con la lengua, urgando para encontrar cualquier resquicio de tu amante, sin duda nuestra vida sexual ha mejorado, somos más ardientes, el saberte no solo mía ha provocado un cambio definitivo en mi manera de mirarte, siempre deseable, siempre sensual…

Consuelo, está carta no tiene intención de que esto cambie, sé que de alguna manera, sabías que sabía, sigamos así, fingiendo que nada pasa, veamos hasta donde nos conduce esto…no lo sé, quizás el próximo Diciembre, la fiesta después del trabajo pueda continuarse aquí en la casa.

La Preparación

La blanca espuma desaparece con el contacto del metal afilado, el ruido que produce abarca la totalidad del silencio en la habitación, sin darme cuenta relaciono el sonido con pasto recién cortado, lo absurdo de la comparación me causa gracia y esbozo una sonrisa
-Vaya que disfrutas tu tarea – tu voz interrumpe mi pensamiento y volteo perplejo hacia ti-Anda, deja de perder el tiempo y termina con esto que aún nos falta demasiado- el tono de tu voz es autoritario, pero tu mirada es dulce, lanzas un beso al aire y sigo con lo mío.
La luz naranja de la tarde se cuela por la ventana e ilumina ligeramente tu piel que al paso del rastrillo queda aún más blanca, repaso tu sexo con el pulgar para confirmar la tersura que la pérdida de vello ocasiona.
-Listo amor – lo digo mientras superviso con la vista que el trabajo esté completo- tersa y perfecta.
Tu emoción es evidente, te levantas del bidet y comienzas a observar y tocar tu intimidad
-¿Crees que le guste?- preguntas mientras una sonrisa se imprime en tu rostro al sentir la suavidad de tu nueva piel
-Si, supongo- mi tono suena más agrio que alegre, lo notas y me das un beso
-Quita esa cara, esto es lo que querías, ¿O no?- lo dices mientras me acaricias la mejilla.
Sin dejarme responder, me señalas la recámara donde se encuentra el atuendo que he elegido previamente para ti, entiendo el mensaje y voy hacia nuestro dormitorio.
Sobre la cama se encuentran las prendas que días antes coordiné con ahínco ante tu instrucción de crear el momento perfecto, repasemos:
Brassiere negro con encaje blanco, el contraste perfecto, se abrocha por el frente (Y se desabrocha también) dice una voz en mi mente que me obliga a pensar en lo que sucederá más tarde… la reprimo de inmediato y continúo con el inventario. Un calzón transparente de nylon negro, la parte trasera es amplia, adecuada para abrazar la perfección de tus nalgas, sigue un liguero ancho de corte vintage, con encaje delgado bordeando su silueta, por último, mi parte favorita, un par de medias negras, transparentes, finas y sedosas, la parte alta contrasta contra la tersura de la prenda por el amplio encaje que las corona, una línea delgada las recorre de punta a punta imprimiendo una costura incitante (¿Incitante para qué?) nuevamente mi mente ataca, la pregunta resuena con profundidad, a punto estoy de perder al aplomo que hasta el momento he mostrado cuando tu entrada a la alcoba interrumpe mis pensamientos.
Tu desnudez arrebata mi atención, luces tan natural que no puedo evitar caer en el encanto de tu silueta, analizo tus formas redondeadas y firmes y no puedo pensar más que en la palabra “Perfecta”. Te acercas hacia nuestra cama y con un guiño me indicas que podemos continuar.
Comienzo con el liguero, lo ajusto al rededor de tu cintura, alineando con tu ombligo la parte intermedia de la prenda, los sujetadores bailan de forma encantadora en el aire al no esta sujetos a nada, continuo con el calzón, mi posición hincada te permite apoyarte de mi cabeza para no perder el equilibrio cuando alzas cada pierna para introducirte en la delicada prenda, al momento de quedar puesta, no logro evitar admirarme por la rasurada parte que trasluce a través de la sedosidad de la prenda, luce tan apetecible que sin pensarlo, la beso, más que un beso morboso es un beso con pasión, brincas ante el contacto inesperado y ríes.
-Hey! ¿No te has podido resistir?.
Te volteo para apretar tu culo redondeado cubierto por la traslúcida tela.
-No he podido resistirme-respondo- y tampoco puedo resistir esto.
Comienzo a morderte el trasero, me maravillo en la carnosidad blanca que no es cubierta por la prenda, sin previo aviso, inserto mi cara entre tus nalgas y restriego la nariz contra tu ano, aún con la tela de por medio siento su calor y perfecto aroma, utilizo la lengua para sentir tu vagina, la tela del calzón es tan fina que pareciera que el contacto es contra tu carne viva, tu respiración cambia, los jadeos resultan evidentes, te gusta que te chupe de esta manera, mi lengua recorre tu rasurada parte mientras muevo la cabeza para que la nariz masaje el ano del que ahora dispone, pareciera que te sientas en mi, presionas tu cuerpo contra mi hincada postura.
-Quiero que mañana me recibas de esta misma manera- susurras mientras frotas tu trasero contra mi rostro- llegue como llegue, te obligaré a hincarte y hacer esto.
El pantalón de inmediato me resulta incómodo, la abultada entrepierna denota mi incontenible erección, no hace falta responderte con palabras, la intensidad de mis movimientos y la rigidez de mi miembro responden por mi, explotas en una fuente apenas contenida por el calzón y recibida por mi boca, te beso lentamente los muslos y continuo con la tarea.
Te recuperas lentamente mientras te sientas sobre la cama, me hinco delante de ti y finjo no ser consciente de que me observas, enrollo la primer media entre mis manos y sin pedirlo, estiras la pierna derecha dejando el pie a la altura de mi rostro, -Bésalo- la instrucción es clara y no dudo en obedecerla, comienzo con besos suaves en el arco que dibuja la silueta del pie, lo recorro un momento con la lengua hasta bajar al talón y dar un ligero mordisco, te miro de reojo, haz cerrado los ojos, recorro con la lengua la totalidad de tu pie hasta llegar a los dedos, paso la lengua entre cada uno de ellos, los ensalivo por completo y los meto a la boca, los rasco ligeramente con los dientes sin perder atención a tus reacciones, tienes la boca abierta y respiras trabajosamente, me separo súbitamente de mi manjar y coloco la primer media, tu pie queda cubierto y subo lentamente el nylon por la pierna, aliso perfectamente la segunda piel con la que forro mi objeto de deseo, repito la operación con la segunda media y al terminar observo la perfección de tu silueta, tus torneadas piernas se embellecen más con el nylon negro que de forma delicada resalta su estructura, tomo ambos pies entre mis manos y los coloco sobre mi rostro, el olor mezclado del pie y la media me vuelve loco, recorro mi cara con la sedosidad de tus pies enmendiados.
-Hasta el momento, haz realizado correctamente cada tarea, este es tu primer premio,- me dices con voz delicada y susurrante- si sigues haciendo todo bien, mañana que vuelva permitiré que los beses mientras te cuento los detalles de la noche.
Me permites deleitarme con ellos unos minutos más, cuando te parece suficiente, los retiras delicadamente y con la mirada me instruyes a continuar con lo demás. Te pones de pie para que pueda conectar el liguero con las medias, alucino al ver como el liguero se entierra en la carne de tus muslos, siento un ardor en el estómago que entiendo como una mezcla de excitación y celos al apreciar la perfección de tu apariencia, coloco el brasier que abraza la carne de tus senos, te montas sobre unos tacones rojos y quedas lista, la firmeza de mi miembro roza tu culo mientras te beso el cuello, te miras al espejo y una sonrisa radiante muestra tu aprobación al arreglo que dispuse para ti.
-Has sido muy bueno en esto mí amor- hablas mientras tus nalgas rozan y aprietan contoneantes mi erección- lo prometido es deuda, hoy le pediré que en la siguiente te dejemos ver, he pensado que podemos vernos aquí, ¿Te gustaría?
La excitación se apodera de mi, mis manos recorren tu cuerpo con desesperación, te lamo la oreja, mordisqueo tu cuello y comienzo a tocar tu mojado sexo, por un momento pienso que los planes de hoy peden cambiar, quizás puedas quedarte en casa, conmigo, te puedo chupar cuantas veces quieras y hacerte el amor, pensando en esto me dispongo a desabrocharte el brasiere para apretar tus pechos, pienso en arrojarte a la cama y morder tus pezones…justo antes de decidirme a hacerlo tu teléfono suena, rápidamente escapas de mis manos y atiendes la llamada.
-Hola guapo-tu voz suena tan sensual, tan sexual, que pienso que me correría en el momento que me hablaras a mi de esa manera- claro, dame unos minutos y bajo.
Entiendo que los planes se mantienen… una mezcla de celos y excitación me paralizan, te veo ponerte un vestido negro sobre la lencería que con ahínco te he colocado, una parte mía se enoja por la situación, se indigna ante la falta de respeto a nuestro matrimonio, me sorprendo al pensar a lo que hemos llegado, a lo que sin saber, te llevé… pero existe otra parte, aquella que hace que al mirarte perfumándote como detalle final, me excite y emocione al pensar en lo que sucederá, te alisté para tu amante, y a decir verdad, me enciende el pensar que al verte deseé tanto como yo el hacerte el amor, te despides de mi con un beso, notas mi desconcierto y sonríes.
-Tengo algo para ti, algo que disfrutarás toda la noche mientras me esperas- corres hacia el baño y regresas con unas medias del cesto de ropa sucia, las avientas en la cama y me miras de una forma perversa- son las que usé antier con él mi vida, ¿Las recuerdas?, puedes olerlas, lamerlas y masturbarte con ella cuantas veces quieras, imagina lo mala que será tu mujer esta noche- notas mi erección la cual frotas por encima del pantalón y me besas nuevamente-te amo.
Te veo alejarte, froto mi erección y miro las medias inertes sobre la cama, pienso que apenas unos días antes vistieron tus piernas ardientes mientras me crecías los cuernos con tu amante, me dirijo hacia ellas mientras pienso en lo gracioso del momento, ¿Quién es el amo y quién el sirviente?, es decir, mi deseo es tu deseo, así que, ¿Quién complace a quién?…pienso en esto mientras comienzo a oler el nylon que dejaste para saciar mi noche, escucho el repiqueteo de tu tacones cada vez más lejano, un repiqueteo que así como la tarde, se va.